Poema inédito de Gamoneda

«[El mundo se quedó en silencio…]» / Un poema del próximo libro de Gamoneda, en El Mundo

EL MUNDO / Los libros / Entrevista

Antonio Gamoneda:
«El poeta pobre no puede permitirse ser irónico»

La reedición del ‘Libro del frío’ es la excusa para que Gamoneda hable de literatura y vida. A sus 91 años, el Premio Cervantes sigue escribiendo cada noche, tanto en verso como en prosa

Gamoneda inédito:
«Escribo cada noche, pero el fracaso está a la orden del día»

El poeta, que ofrece al suplemento ‘La Lectura’ del diario El Mundo un poema inédito, avanza en un nuevo poemario, Cancionero de la indiferencia, y reescribe sus primeros libros que ahora encuentra «incompletos»

Por MANUEL LLORENTE
[Publicado en El Mundo-‘La Lectura’, el viernes, 13 enero 2023]

 

 

«El poeta pobre no puede permitirse ser irónico» / Una entrevista con Gamoneda, y un inédito de su próximo libro, en El Mundo

EL MUNDO / Los libros / Entrevista

Antonio Gamoneda:
«El poeta pobre no puede permitirse ser irónico»

La reedición del ‘Libro del frío’ es la excusa para que Gamoneda hable de literatura y vida. A sus 91 años, el Premio Cervantes sigue escribiendo cada noche, tanto en verso como en prosa

Gamoneda inédito:
«Escribo cada noche, pero el fracaso está a la orden del día»

El poeta, que ofrece a ‘La Lectura’ un poema inédito, avanza en un nuevo poemario y reescribe sus primeros libros que ahora encuentra «incompletos»

Por MANUEL LLORENTE
[Publicado en El Mundo-‘La Lectura’, el viernes, 13 enero 2023]

Día Mundial de la Poesía / Un poema inédito de Gamoneda en ‘El Cultural’

[Para celebrar el Día Mundial de la Poesía, este 21 de marzo de 2022, El Cultural publica un inédito del poeta ucraniano Serhij Zhadán al tiempo que invita a doce excelentes poetas españoles a desvelar un poema inédito, entre ellos Antonio Gamoneda.

SOBRE LA GENERACIÓN DEL CORNEZUELO

Arranqué líquenes, cavé la tierra que creía amar y la tierra
no me reconoció.

Sólo hallé frutos negros, yerbas incomprensibles.

Al día siguiente,

quise ver a los vencejos amándose en el aire y los pájaros
no existían.
Bajé a las sernas,

busqué a los hombres que silban y afilan el dalle pero en el
centeno sólo había luz, únicamente
el cornezuelo crujía.

Esperé el temblor de los álamos pero me extravié
cortando estambres, escuchando sollozos. Pude ver

que los páramos se agotaban en carrizos y sombras. Más
tarde,

las alondras aullaron en los campanarios y las yeguas volvían. Sus uñas
levantaban pequeños relámpagos de las
sendas trazadas entre amapolas.

Nadie detenía a las yeguas ni escuchaba a las alondras.

Finalmente,

advertí que los robles apenas retenían rocío para las víboras y que las moras
se desprendían de las zarzas.
Nadie preguntaba por sí mismo. La costumbre

era el mundo vacío.

Pensé la muerte.

No, no fue así exactamente. Pensé en el hígado de los ancianos mirando cómo
se acerca la muerte, sólo la
muerte, sobre el campo amarillo.
No pensé nada más.

Esta es parte de mi historia, lo demás no ha sucedido.

ANTONIO GAMONEDA