Emilio Alarcos

Gamoneda: «La poesía no se explica, su realidad sólo la nombran sus propias palabras» (2018)

Antonio Gamoneda, en el edificio histórico de la Universidad, antes de su conferencia en la cátedra Alarcos. (2008). Foto: IRMA COLLÍN – La Nueva España.

· El poeta ofreció una lección magistral sobre poética y ritmo en la Cátedra Emilio Alarcos de la Universidad de Oviedo, y leyó emocionado sonetos de su admirado amigo

Por CHUS NEIRA
[Publicado en La Nueva España, el 17·05·18]

Parafraseando a Ángela Figuera, Antonio Gamoneda podría haber recitado desde el aula magna del caserón de San Francisco que no le hacían falta los libros de Alarcos porque sus versos se los cantaban las propias paredes del edificio histórico de la Universidad de Oviedo. Y algo de evocación del maestro tuvo su conferencia sobre poética, con momentos de mucho emoción, sobrecogido, pero el premio Cervantes sí recurrió a las páginas del poemario de Emilio Alarcos para recitar algunos de sus mejores sonetos, una lira, y acompañarlos de una reflexión sincera sobre la esencia profunda de la poesía. Su explicación de los versos del lingüista fue, en realidad, una antiexplicación. «La poesía», contó a modo de advertencia inicial, «no se explica; las realidades poético-intelectuales que la poesía nombra existen sólo por las palabras que las nombran, y ninguna otra palabra puede decirlas».

Esa idea, que refrendó con cita a Eliot («la poesía es más sensible que inteligible») y ejemplificó en versos de Alarcos como «la campanada roja de los jarros», la acompañó de otras dos reflexiones esenciales en su conferencia dentro de la Cátedra Emilio Alarcos. Una es que la poesía fue durante mucho tiempo y sigue siendo fundamentalmente oralidad, ritmo en terminología aristotélica, palabra en el tiempo en la machadiana. «La poesía es oral, es fónica y auditiva». Y esa condición la relacionó con una confesión que le hizo una vez Alarcos en un bar ovetense y que Gamoneda dejó grabada en su memoria. «Yo soy un fonólogo». «Emilio Alarcos no lo dijo por casualidad; fue un gran lingüista pero por dentro era pasionalmente un fonólogo. Y la pasión por la fonología y la poesía, ambas centradas en la fonación humana venían a ser la misma pasión. ¿Era fonólogo por ser poeta o poeta por ser fonólogo?», apuntó.

Más allá de que la poesía es ritmo, y que incluso el verso libre ha de tenerlo por mucho que algunos jóvenes, lamentó, piensen que se trata sólo de poner un verso debajo de otro por la «influencia maligna de las traducciones arrítmicas de grandes poetas», más allá de esa idea, Gamoneda aportó en sus conclusiones otra idea vertebradora del hecho poético: «La poesía es liberadora, en incluso cuando canta al sufrimiento, cambia el sufrimiento por otra cosa, y esa otra cosa es liberadora». Lo dijo a cuento de otros versos nostálgicos y algo tristes, «no demasiado», con los que cerró su lectura alarquiana. Pero por muy triste o sobrecogedor que resulten las palabras de un poema, Gamoneda asegura que siempre hay gozo, placer y lo opuesto al dolor. Lo resume, dijo, el refrán: «‘Quien canta su mal espanta’, es totalmente verdadero, y en el acto de cantar, incluso si la música es triste, el sufrimiento se transforma en placer». «Los neurólogos», bromeó, «podrían tratar de averiguar por qué».

Gamoneda: «Gracias a Emilio Alarcos escribí y publiqué ‘Descripción de la mentira’, una obra fundamental en mi escritura»

Antonio Gamoneda saluda a Antonio Masip mientras recibe el aplauso del público. / Fotografía: PABLO LORENZANA / El Comercio.

Antonio Gamoneda: «Le debo mucho a Emilio Alarcos»

El poeta disertó en el Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo sobre la figura y obra del eminente lingüista

Por ALBERTO PIQUERO
Publicado en el diario El Comercio, el 17 mayo 2018

OVIEDO.- Aunque sea redundante la explicación, la Cátedra Alarcos invitó en la tarde de ayer al autor de ‘Libro del frío’ o ‘Arden las pérdidas’, el Premio Cervantes 2006, galardonado también con uno de los Premios EL COMERCIO en su última edición, Antonio Gamoneda, precisamente para que glosara la figura de quien da nombre a esa instancia universitaria. El título de la conferencia, que introdujo el académico de la Real Academia Española Salvador Gutiérrez Ordóñez, fue ‘Emilio Alarcos: poesía y filología’.

Previamente, Josefina Martínez, directora de la Cátedra Alarcos y viuda del eminente lingüista, tomó la palabra para considerar que «un mundo se acaba cuando desparecen los últimos testigos», hecho que no acontece cuando la semilla fructifica y prende en los «discípulos directos e indirectos» que cosechó Emilio Alarcos.
Aludiendo a uno de ellos, Josefina Martínez recordó que José Hierro, quien dividía a los poetas entre «buenos y excelsos», al ovetense afincado en León le estimaba entre los segundos.

Salvador Gutiérrez, otro asturiano domiciliado en León, en cuya universidad imparte docencia, hizo un recorrido por la vida de Gamoneda, partiendo de las memorias que ha escrito el poeta.

Por ejemplo, sobre la importancia de la figura paterna, antecedente en la escritura de los versos filiales, el cual falleció cuando su hijo solo contaba algunos meses de edad. Sin embargo, una de sus obras, ‘Otra vida más alta’, cumpliría una función en el precoz aprendizaje de su descendiente, quien pronto comprendió que aquellas palabras contenían «un cuerpo musical».

La condición sustantiva y, si se quiere, adjetiva, que Salvador Gutiérrez otorgó al escritor fue la de «poeta de la infancia a la madurez y de lo local a lo universal». Concluyendo que, a pesar de que sea un atento observador de la miseria humana, sin embargo, «lo que se encuentra en su poesía, sobre todo, es un profundo humanismo».

Confesó varias veces el aludido al comenzar su intervención cuánto era el «peso emocional» que le suponía volver a estar una vez más en su tierra. Y, de inmediato, transmitió «la gran deuda de amistad que mantenía con Emilio Alarcos: «Le debo mucho. ‘Descripción de la mentira’ fue escrita y publicada gracias a su impulso, cuando ya llevaba quince años sin escribir. Y esa fue una obra fundacional en mi escritura».

Por otro lado, se sumó a las apreciaciones que le han rendido diferentes colegas, como Ángel González o José Luis García Martín, quienes lo han visto a la manera de «un poeta hondo y verdadero, inscrito en la tradición clásica».

Evocó un encuentro de ambos, durante el cual Emilio Alarcos le declaró que la autodefinición que asumía era la de «fonólogo». Gamoneda estableció el puente: «Era un gran lingüista, en toda su dimensión, pero, dentro de ella, un apasionado de la fonología. Por lo que no sabría decir si fue poeta por pasión fonológica o viceversa».

16 de mayo / Conferencia de Antonio Gamoneda sobre Emilio Alarcos en Oviedo

La Cátedra Alarcos trae a Oviedo al poeta Antonio Gamoneda

El lingüista Salvador Gutiérrez presentará al premio «Cervantes»

Publicado en La Nueva España (15/5/2018)

La Cátedra Emilio Alarcos de la Universidad de Oviedo ofrecerá este miércoles 16 de mayo, a las ocho de la tarde, en el Aula Magna del edificio histórico (calle San Francisco) una conferencia del poeta y premio «Cervantes» Antonio Gamoneda. El escritor, nacido en Oviedo y criado en León, trazará un perfil poético y académico del lingüista que da nombre a la cátedra.

La personalidad de Emilio Alarcos, o más bien su producción poética y sus estudios filológicos, centrará la conferencia de Gamoneda, que debe a su amistad con el lingüista el renacer de su propia trayectoria literaria, según ha contado él mismo en varias ocasiones:

«Alarcos y yo éramos amigos desde hacía mucho tiempo. Yo podría tener unos cuarenta años y Alarcos menos de cincuenta. No nos veíamos demasiadas veces, pero sí nos encontrábamos con alguna frecuencia tanto en Oviedo como en León. Y con independencia de la amistad, o a causa de ella, Alarcos ciertamente fue muy importante para mi trayectoria literaria. Allá por los años setenta yo había cesado prácticamente de escribir, una decisión que tomé a causa de los problemas que tenía con la censura que ejercía el régimen franquista. Pero hacia 1976, muerto ya Franco, Alarcos insistió con muy serias razones para que yo retomara la escritura poética. Y no solamente insistió, sino que por una circunstancia que no debo decir, aunque sea muy favorable para él, no sólo me estimuló sino que, por decirlo de alguna manera, me creó un compromiso editorial. De tal manera que tenía que tener acabado un libro en un plazo determinado. Caí gustosamente en esta trampa amistosa y generosa de Alarcos, pero el hecho es que significó mi reincorporación práctica a la escritura después de más de 15 años sin publicar y apenas escribir. Por eso digo que fue decisivo para mi vida de escritor».

La conexión Alarcos-Gamoneda es pareja, de alguna forma, a la que une también al lingüista, catedrático y académico de la Lengua Salvador Gutiérrez con el profesor. Unidos también por una amistad profunda y con un vínculo que afectó a la trayectoria del profesor de Bimenes, Gutiérrez es, además, profesor en la Universidad de León. Al académico corresponderá la presentación del poeta Antonio Gamoneda, de forma que este acto de la Cátedra Alarcos reunirá a dos buenos amigos del profesor astur-salmantino y permitirá aproximarse a su triple legado: el de la lingüística, el del poeta casi secreto y el del gran conocedor de la tradición lírica en lengua castellana.