Padre de Antonio Gamoneda

Se cumple un siglo desde la publicación de «Otra más alta vida» (1919), el libro del padre de Gamoneda

Antonio Gamoneda
Otra más alta vida.
Madrid, Imprenta Helénica, 1919.
Primera edición.

En este año 2019 se cumple un siglo exactamente, nada menos que cien años, de la publicación de «Otra más alta vida», el libro de poesía que publicó en 1919 Antonio Gamoneda (1887-1932), padre del actual poeta homónimo (éste nacido en Oviedo en 1931, aunque desde 1936 reside en León).

Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931) realizó en 1993 una pequeña reedición del libro de su padre, prácticamente inencontrable, en Llibros del Pexe, Gijón (ISBN: 84-87259-46-4), «más que por su valor literario por su valor sentimental». Se trata de un poemario con tintes modernistas, y durante años fue el único libro que hubo en casa de Gamoneda cuando éste era un niño y todavía no iba a la escuela: un único libro, de poemas, y firmado por su padre.

Pero éste fue el libro, precisamente, en el que aprendió a leer el pequeño Antonio, mientras su madre le hablaba de los títulos y autores que su padre había llegado a tener en su biblioteca. «Mi padre incluso tenía libros dedicados por Valle-Inclán y Rubén Darío, pero nunca pudimos recuperarlos», recuerda, tras el traslado de Oviedo a León en 1936, el año en que estalló la guerra civil española. «Al haber aprendido a leer usando un libro de poesía, el de mi padre, quedé ‘condenado’ a ser poeta», ha comentado Antonio Gamoneda en muchas ocasiones.

  • Aquí puedes leer «Humo», un poema de «Otra más alta vida» (1919) de Antonio Gamoneda

Reedición de 1993.

‘Humo’ / Un poema de «Otra más alta vida», el libro del padre de Antonio Gamoneda

Antonio Gamoneda
Otra más alta vida.
Madrid, Imprenta Helénica, 1919.
Primera edición.
El autor es el padre del actual poeta del mismo nombre.

HUMO

I

Sobre el hogar, la abuela dase prisa
a poner leña que la llama abrasa.
Por la ventana abierta se divisa
al viejo Invierno que entre nieves pasa.

Las llamas del hogar sueños suscitan,
y es tan dulce el suspiro de los leños
cuando chisporrotean y crepitan,
que evocan lo más bello de los sueños.

La anciana, que cesó de poner leña,
con su tranquila voz de lugareña
la oración del reposo está rezando…

Aletea el susurro vago y tierno
del alma desolada del Invierno.
Ya se ha muerto el hogar; sigue nevando.

II

Una espiral de humo se levanta
del ego ya extinguido:
es el recuerdo que quedó de tanta
hoguera que la anciana hubo encendido.

El frío de la noche va filtrando
las débiles paredes de la casa;
el cuerpo de la anciana se está helando
y en el hogar no queda ni una brasa.

Solloza el viento frío como un ente
que pidiera posada tristemente
de todos los hogares a la puerta…

¡Nunca he visto el dolor tan retratado
como en el rostro brujo y arrugado
de esta vieja infeliz, humilde y yerta!

III

Cuando en los buenos tiempos de ventura
eras gentil y hermosa, noble anciana,
y tenías un alma bella y pura
como la claridad de la mañana,

no dabas al decir de las consejas
que dicen las leyendas invernales
y al calor del hogar cuentan las viejas
en las dulces veladas paternales.

Tus ojos no veían
cómo se consumían
los leños del hogar, y yo presumo

que nunca habrás pensado que en la vida
cual la hoguera extinguida
todo a la postre se convierte en humo.

Antonio Gamoneda, poeta modernista y padre del inclasificable poeta Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931), hacia 1918.

«Otra más alta vida», el libro del padre de Gamoneda

Antonio Gamoneda
Otra más alta vida.
Madrid, Imprenta Helénica, 1919.
19,5 x 13 cm. 201 pp. 1 h.
Primera edición.
El autor es el padre del actual poeta del mismo nombre.
Raro. Con algunas manchas de óxido en el papel y la cubierta posterior sucia.

«Otra más alta vida» (1919)

«Le cuenta Antonio Gamoneda a Jesús Marchamalo en su libro Donde se guardan los libros, que de niño, en su casa, solo había un libro. Al leer esto me sentí triste por el pequeño Gamoneda. Su madre le contaba de los libros que su padre tuvo en su biblioteca, libros dedicados por Valle-Inclán y Rubén Darío. Una madre cuenta a un hijo historias de una biblioteca, historias de los libros perdidos de su padre. Gamoneda dice que aprendió a leer de ese único libro, un libro que escribió su papá, un poemario: Otra más alta vida. El título parece toda una declaración de intenciones. Un solo libro puede transformar cualquier vida en otra más alta vida. Gamoneda aprendió la magia de esa alquimia que es la lectura de aquel solo libro. Me lo imagino imaginando la casa llena de los libros que su madre le contaba, le imagino juntando letras, palabras y frases hasta llegar a los versos que le han convertido en el poeta que es. Un solo libro, otra más alta vida. (…)

Vuelvo al pequeño Gamoneda. Ese Otra más alta vida, ese poemario de su padre, fue su único nutriente durante la grisura de los fríos días de la guerra. Más allá de la cantidad de libros está la calidad de los lectores. Leer es un querer, es un deseo apasionado por ser iluminado y discutido. Es sentarse ante otros con el propósito de ver de otra manera. En estos momentos en los que las posturas para todo se enconan y se van a los extremos, la lectura ha de ser experimentada como una vuelta al equilibrio en todo lo que se discute. Hay un sistema al que le conviene los polos porque el equilibrio y la sana discusión de lo que nos pasa se clausura, no hay término medio, eso le viene bien a los que no desean que nos resolvamos.

Otra más alta vida es posible por medio de los libros. Bradbury acierta en su pesadilla al llenar el vacío dejado por los libros con personas que contienen esos libros. Al final, los libros vinculan, terminan por acercarnos. Verbo encarnado, dice el Evangelio, la palabra hecha persona. Otra más alta vida es posible, salgámosle al encuentro por medio de un buen libro.».

Pedro CrenesOtro lunes, revista hispánica de cultura. (Octubre, 2014)