Antonio Gamoneda y Miguel Casado sobre José-Miguel Ullán (2009)

José-Miguel Ullán, en 2008 en su estudio de Madrid. Foto: ÁLVARO GARCÍA.

Por JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS
Publicado en El País, el 25 de mayo de 2009

«Un poeta que admirar. Un autor necesario para entender la historia de la poesía española en una de sus alas». Así definió ayer Antonio Gamoneda a José-Miguel Ullán, fallecido el sábado a los 64 años. El ala a la que se refiere el premio Cervantes de 2006 es la de la «ruptura» respecto a la tradición. Y respecto a sí mismo. «Sería difícil encontrar en España una obra tan marcada por la diversidad progresiva. O por la progresión diversificada. Ésa era la pauta de Ullán, y en ella alcanzó cotas muy altas», explicó Gamoneda, que recordó que había conocido al poeta salmantino cuando éste era «un mozalbete». «Su muerte me ha dejado tocado», dijo el autor de Arden las pérdidas.

También el poeta y crítico Miguel Casado, responsable del volumen Ondulaciones (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores), que recogió el año pasado toda la poesía de Ullán, subrayó la «transversalidad» de un escritor que colaboró con pintores y músicos y que ejerció de periodista, editor y comisario de exposiciones. «Es una figura descomunal, única. No encuentro otra comparable», afirmó Casado, que ya en 1994 se había ocupado de la edición de la antología Ardicia para la colección Letras Hispánicas de la editorial Cátedra, una colección de clásicos que, por su eco en la enseñanza universitaria, llevaba décadas funcionando como toque de consagración para los escritores vivos.

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